Batman the Ride como derecho fundamental
Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México, la porra te saluda. La porra libertaria, al menos, que está ya cansada de ver censura y discusiones estúpidas. En otro artículo hablé de los problemas de censurar discursos de odio o absurdos con dinero que el Estado nos quitó y que ahora usa para difundir tal o cual mensaje. Pero hoy la cosa es simple: la discriminación entre privados no puede ser nunca objeto de control por parte del Estado.
Nuestros lectores mas libert-lights, con tendencia a aceptar o considerar la existencia de servicios mínimos relacionados con seguridad social, o cercanos a las ideas de libertad-coerción de Frederich Hayek podrían estar de acuerdo parcialmente con el Artículo 5 de La Ley Para Prevenir y Eliminar La Discriminación Del Distrito Federal que establece:
Queda prohibida cualquier forma de discriminación, entendiéndose por esta la negación, exclusión, distinción, menoscabo, impedimento o restricción de alguno o algunos de los derechos humanos de las personas, grupos y comunidades en situación de discriminación imputables a personas físicas o morales o entes públicos con intención o sin ella, dolosa o culpable, por acción u omisión, por razón de su origen étnico, nacional, lengua, sexo, género, identidad indígena, de género, expresión de rol de género, edad, discapacidad, condición jurídica, social o económica, apariencia física, condiciones de salud, características genéticas, embarazo, religión, opiniones políticas, académicas o filosóficas, identidad o filiación política, orientación o preferencia sexual, estado civil, por su forma de pensar, vestir, actuar, gesticular, por tener tatuajes o perforaciones corporales o cualquier otra que tenga por efecto anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, de los derechos y libertades fundamentales, así como la igualdad de las personas.
Dejaré la discusión más a fondo de estos temas para una ponencia en la Semana Hayek del 13 al 19 de mayo. Aquí quiero hablar de algo mucho más sencillo y que no debería causar mayor problema: la libertad de escoger. Escoger toda clase de cosas, desde nuestras creencias, convicciones y maneras de ver la vida hasta nuestras parejas, amistades, socios, clientes, etc; considerando la consecuencia lógica de escoger con quién no hacerlo[1]. Respetando, como siempre, la propiedad de los demás sobre sí y renunciando a la iniciación o amenaza agresión en su contra para conseguir algo que de otra manera no hubiera consentido.
Pero ¿qué significa libertad de escoger en relación al acto de “la discriminación”? pues desde el libertarismo la libertad de escoger es la libertad de discriminar. Discriminar, antes que otra cosa, es seleccionar excluyendo, i.e, escoger. La segunda definición dada por la RAE puede sonar más escandalosa: dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc. Pero ¿qué tan reprochable es en realidad dar un trato de inferioridad? ¿No es admirable una sociedad (varios individuos) que considera que los individuos no impedidos físicamente deberían (nunca obligados por legislación o coerción alguna) ceder su lugar a individuos impedidos en el transporte colectivo o en accesos cercanos de estacionamiento? Después de todo dar una ventaja a alguien significa dar una desventaja a otro, alguien tiene trato preferencial y otro un trato de inferioridad. Para más sobre esto no dejen de escuchar el episodio 06 de nuestro podcast.
Pero entonces ¿cuál es el problema con la discriminación y por qué el Estado tiene que crear instituciones que pago de mis impuestos como la COPRED? Los minarquistas podríamos argumentar que el gobierno no tendría el derecho a discriminar que tienen los individuos, aunque quedaría todavía por explicar como una agencia gubernamental ayudaría. Aquí el problema con la discriminación deriva de esa creencia muy compartida de que el gobierno tiene la autoridad para impedir, en nombre de la igualdad, que entre nosotros hagamos legítimamente lo que el Estado normalmente hace ilegítimamente. El primer error de la ley es no distinguir entre discriminación efectuada por personas físicas o morales en el ámbito privado, y aquella realizada por entes públicos. Pero Bastiat calla y la Ley Para Prevenir y Eliminar La Discriminación Del Distrito Federal es un argumento en sí que autoriza a la COPRED para meterse en el manejo de la propiedad de empresas privadas.
Si aún no se han dado cuenta hablo de la noticia que circuló ayer sobre la investigación que la COPRED inició en contra de Six Flags. Me enoja tanto la noticia que esta vez no la sintetizaré, pero pueden ver la nota vía El Universal. Lo más triste es que aún bajo éste esquema absurdo, Six Flags no violaba la igualdad de las personas porque considera que todos (sin importar edad, genero, gustos, forma de vestir, etc.) son fines en sí mismos, igualmente libres y por lo tanto merecedores del legitimo derecho a no sufrir la agresión iniciada por otro coterráneo o grupo de estos. Six flags no inicia la violencia contra nadie. Por lo demás, si alguien me dice que entrar a un parque de diversiones de alguna manera constituye un derecho o libertad fundamental… bueno, ni que decir. En resumen, no querer prestar un servicio, o querer controlar el ambiente de tu negocio no es una acción moralmente injusta y que requiera la intervención de terceros.
Six Flags perdió la batalla sin siquiera pelear y no los culpo. Los costos de enfrentar a la chairiza y al periodismo amarillista son altos en este país. Aún así siguen reclamando el derecho de escoger que su negocio quiere ofrecer una atmósfera familiar.
Six Flags implementa un código de vestido de acuerdo con la atmósfera familiar y de cordialidad, así como por razones de salud y de seguridad. Se deberá vestir ropa en todo momento en las instalaciones de Six Flags.
Me parece una arbitrariedad enorme la discriminación que hace Six Flags. La Ley indica que no me pueden negar el derecho fundamental de subirme al juego de Batman, ni la libertad de compararme unos nachos con queso sólo porque mi preferencia de vestir sea más a-la-natural. Pero qué bueno que la COPRED ya hizo justicia… not.
También aprovecho el sarcasmo para felicitar al brillante equipo de SDP-noticias, que con su visión siempre crítica (esa donde importa criticar por criticar) argumentan en la marca del 3:30 en nombre de la soberanía nacional para legislar tonterías. Nuestro país, nuestro Estado, nuestra tu libertad. Pff.
Los invito a que discutamos a fondo estos temas, tanto la naturaleza de la discriminación como el papel del Estado o de los individuos frente a ella[2]. Dejemos los lugares comunes.
@menosgobierno
[1] Esto lo traté de manera aplicada al tema migratorio en esta introducción.
[2] Este tema es mucho más complejo que decir que el Estado está de más. Esa es la parte sencilla, pero queda por discutir que papel tiene la elección y discriminación que hacemos como individuos diariamente sobre normas, instituciones y comportamientos sociales. Sobre todo desde la defensa del individualismo. Pero esta será otra entrada.
“Los costos de enfrentar a la chairiza y al periodismo amarillista son altos en este país”. Y hay muchos ejemplos reales. Recordemos a Carmen Aristegui pidiendo la suspensión y cancelación definitiva de cuentas que “calumniaban” su sexualidad, cuando ella misma ha emitido notas sin ningún fundamento e incluso ha calumniado a Felipe Calderón, acusándolo de ebrio (y no es que yo haga apología de FECAL) sin prueba alguna. Yo me pregunto si me dejarían entrar a una reunión de MORENA con un tatuaje ridiculizando a AMLO o si me dejarían entrar en una iglesia con una playera que diga que la Virgen de Guadalupe es un fraude. Creo que no haré el experimento, porque algo me dice que no sólo no me dejarían entrar, es probable que tampoco pudiera salir con la misma integridad que con la que entré. ¡Saludos!