Diario de un libertario 24/04/2014

Diario de un libertario, 24 de abril de 2014

Hace tiempo que no escribía, no había mucho qué decir. Sencillamente las semanas pasaban y nada agitaba las aguas del libertarismo. Ayer justo asistí a un debate en la casa del poeta, vi a algunos libertarios, después fuimos a tomar cerveza y charlamos un rato.

Hoy, por fin vi el cartel para un curso que Pepe y yo daremos en la UVM, sobre la escuela austriaca de economía. La escuela austriaca es fácil, de hecho es “mucho más fácil” que otras aproximaciones a la realidad económica, pero, no sé bien la razón, muchos estudiantes no logran entender del todo el concepto, la esencia de la escuela austriaca de economía. Incluso entre nuestros “seguidores” cuesta trabajo quitarse la soberbia (creo que es eso) para abrir medianamente la mente y querer sentarse a leer, escuchar en nuestras cabezas lo que muchos economistas austriacos han escrito. Hay una cierta actitud del espíritu, algo como curiosidad y humildad unidas, que es necesaria para entender y querer aprender cosas, ya sea economía o lo que sea. Y hay además una cierta manera de entender las relaciones de los fenómenos, mecánica, contrastable, explicable, mas no lineal, no fija, multifactorial, de hechos sincrónicos y diacrónicos, todos combinados, interrelacionados. Pero, es más dejarse llevar que una cualidad especial, es querer, de verdad querer, entender. Esa actitud la he visto con mis amigos libertarios, cuando discutimos, en las noches de plática, en los podcasts, en el pub, en el auto, todos tratando de entender, buscando nuestras propias trampas (que es lo más importante) porque no se trata de saber más que otro sino saber más uno mismo que ayer y lo más fácil para hacer esto es encontrar fallas en nuestro propio entendimiento, con la lógica simple del 2 + 2 = 4.

Yo soy economista educado en una tradición marxista, pero tenía esa curiosidad-humilidad, que sospechaba, que estaba despierta mientras mis profesores rezaban El Capital. Siempre quise encontrar la falla, no quise ser “alguien que sabe de algo”, no era mi pretensión tener un discurso económico apantallador ni buscarme una identidad ni tan siquiera sentirme que estudiaba en una escuela superior, sólo quería saber porque el no saber me molestaba. Y llegó la escuela austriaca a mi existencia, por curiosidad y por accidente. Supongo que sólo era cuestión de tiempo para que eso pasara. Para mí no hubo crisis, sino al contrario, hubo descanso. No sentía secretamente que yo ya sabía cosas ni me daba la soberbia por eso mismo. Sentía lo contrario, que faltaban respuestas, que esa incomodidad de la duda no me dejaba respirar bien. Hoy sigo sintiendo que me faltan respuestas, lo que ha cambiado es que ahora ya he resuelto algunas dudas y además que tengo algunas respuestas para las cuales ni siquiera había pensado las preguntas.

Estoy tomando un curso de programación en Python, en línea. El impartidor dice que tengamos paciencia, que será rumbo a la octava semana que todo empezará a cobrar sentido. Bueno, creo que así es con la economía austriaca y con el libertarismo, hay que tener paciencia y un día dices algo que nadie ha dicho hasta ahora, algo importante. Sólo creo que hay que tener en mente que no es moda ser libertario o ser austriaco, es un trabajo de reflexión, porque los que somos libertarios de verdad nos damos cuenta del que finge, del libertario por moda, del repetidor. Por eso es que hay pocos verdaderos austriacos y pocos verdaderos libertarios. Con respecto al libertarismo, hay muchos que dicen que son libertarios y que dominan el tema (yo no lo domino) pero, pasan los años y a los únicos que les escucho un discurso libertario maduro, comunicable, serio y divertido al mismo tiempo, es a mis buenos amigos Pepe Torra (@PervertPopTorra) y Hugo González (@hugonz), que además son partidarios de la escuela austriaca de economía y sus teóricos. Es por supuesto una apreciación subjetiva, pero resulta que mis apreciaciones subjetivas suelen ser muy objetivas o… ¿cómo era?

Eric Araujo

Eric Araujo es economista y abogado, anarquista lógico, cofundador del MLM y primer libertario de México.

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