El mercado contraataca: obesidad y publicidad
Quizá una de las mayores campañas que ha tomado el Movimiento Libertario de México en su labor de difusión y discusión de ideas para la protección de la libertad individual en nuestro país ha sido la del rechazo al impuesto en bebidas azucaradas. A través de varios artículos, declaraciones, podcasts y las redes sociales, logramos posicionarnos como un grupo que se oponía al aumento de impuestos en nombre de la salud pública, como ha sucedido con el tabaco o el alcohol anteriormente, y llamábamos a quienes se preocuparan por el tema de la obesidad y el sedentarismo a “luchar” de manera legítima y no usar al Estado para sus fines.
¿Quiénes son nuestros “enemigos”? Por un lado, los de siempre: senadores, diputados, expolíticos-disfrazados-de-sociedad-civil y sus organizaciones y lobbystas, para quienes la única manera de salvar a la humanidad (en la mejor de las suposiciones sobre sus intenciones) es moldeándola con su “ley”, como si de alguna manera las mismas fallas que encuentran en la naturaleza humana les fueran ajenas; por el otro los de moda: las organizaciones genuinamente preocupadas con el problema de diabetes en México, para quienes la mayor amenaza a la libertad en el siglo XXI no tiene que ver con el espionaje o la violencia que sufrimos por parte del Estado, sino con la televisión y la publicidad, y el gobierno tiene que hacer algo al respecto.
Es peligroso cuando esos tipos de enemigos de la libertad se juntan, unos obtienen lo que quieren y otros parecen que hacen lo que se les pide. Ahora el tema duerme, pero el ataque contra la libertad de productores y consumidores de bebidas azucaradas o de quién tenga otra preferencia que el Estado encuentre desagradable o costosa (porque ahora, cuando todo es problema de todos, tus decisiones ya no te conciernen más que a ti e implica imponer costos a terceros, me pregunto ¿de quién será la culpa de eso?, seguro de los que decimos que nuestra propiedad básica es la de nuestro cuerpo y no le concierne a nadie más lo que haga o deje de hacer con él) está lejos de terminar.
Pero esta entrada no se trata de abrir otro capítulo en la batalla por la soberanía sobre mi cuerpo, por el momento los invito a revisar lo que quedó de ese primer intercambio. Es más bien una aclaración sobre una parte de la discusión que por error mío no fue correctamente resaltada, sobre todo en la participación del MLM en el programa de Andres Roemer “En el Ring”: la idea que los libertarios no nos interesa mucho proponer que hacer y solo nos preocupa lo que pueda o no pueda hacer el Estado. Quizá porque no comprendí bien que tenía que decir cómo íbamos a salvar el mundo, simplemente me pidieron debatir contra la propuesta de un impuesto al refresco.
La aclaración es la siguiente, si buscan encontrar en un libertario la respuesta a ¿Qué es lo mejor que podemos hacer para contar con una sociedad con menos obesos “causados por el consumo de refresco”? Suponiendo que la causa que señalan sea la que define el problema, cosa de la cual el libertario dudaría, la respuesta difícilmente vendrá en la forma de agresión contra la libertad de las personas. Dejando a un lado quienes abogan por un paternalismo libertario (en el cual no hay coerción per se, como los nudges al quitar la sal de la mesa), el libertario probablemente responderá, primero en tono de broma: “¡el mercado lo solucionará!”. Al elaborar su idea explicará que seguramente las compañías reaccionarán tanto a (1) la demanda por parte de la sociedad por bebidas con menor contenido calórico (2) como a los ataques quienes acusan incorrectamente que las consecuencias de los hábitos personales son culpa de quién vende bebidas con azúcar.
Podrían decir que es una salida fácil. Quizá pero yo creo que es más bien humilde. Cuando accedí a participar en el debate a nombre del MLM fue en una situación donde no había tiempo para conseguir a un experto en mercadotecnia y salud, que probablemente hubiera podido detallar más sus ideas con relación a medios no coercitivos para cambiar el estado de la sociedad en la que vivimos. Pero al hacer la referencia al “mercado” también queremos decir que seguramente esas personas encontraran interés en empresas como Coca Cola para proponer e influir positivamente en la salud de las personas.
Aquí les dejo el contra ataque del mercado:
Pero claro, ellos tienen una mejor idea:
Sinceramente, ¿que solución creen que es mejor? La vía coercitiva y el mensaje de violencia y control sobre lo que hace y no con tu cuerpo o la idea de la libertad y responsabilidad individual. A quienes se sienten atraídos por la segunda los invito a acercarse al MLM y estar listos para el siguiente embate del paternalismo de los reguladores proteccionistas y sus bases en la sociedad civil.
@menosgobierno
Brillante manera de los publicistas de Coca Cola (y sus CEOs, claro) de darles una bofetada de guante blanco a los que pretenden que el problema de la obesidad no es un problema individual sino de un “compló” de compañías, refresqueras, etc. Pero sobre decir que la publicidad de Coca Cola casi siempre ha sido brillante (salvo algunos periodos).
¿Qué es lo mejor que podemos hacer para contar con una sociedad con menos obesos “causados por el consumo de refresco” yo respondería: ¿Por qué ese es mi problema? Es una pregunta colectivista que te orilla a caer en su juego si la respondes. La pregunta presupone que como si “nosotros” (¿quiénes? el todo unido y único llamado sociedad, que son todos al mismo tiempo, pero nadie en particular) tuviéramos el deber de “hacer algo” por “los demás”. La respuesta es: Si usted quiere hacer algo por los demás, en una sociedad libre nadie se lo impedirá, pero si usted quiere usar al gobierno como medio para cumplir su propósito, está siendo responsable del crecimiento del mismo y al final no se queje que le expropien de su propiedad. Cada quien es responsable de su propio cuerpo, cada quien sabe qué comer y qué no. Hay que tener cuidado con ese tipo de preguntas.
Si revisas las ligas a los artículos-podcasts-programa, verás que comparto tu opinión. Si embargo, no ganamos el debate por más que nuestras razones y argumentos sean coherentes y lo suyos no. Podemos seguir diciendo lo mismo, con la misma razón y superioridad de argumentos, pero seguirán cayendo en oídos sordos. Por eso, como suelo hacer en los podcasts de libertarios.info, es necesario argumentar en los términos que la gente esta más dispuesta a escuchar, ponernos en sus zapatos y suponer como validas sus preocupaciones y preguntas.
En el programa de tv dije prácticamente lo que tu mencionas, y no fue suficiente (para los no libertarios). Por eso esta entrada invitando a un segundo capítulo del debate donde hago más presente la preocupación que tenemos los libertarios por vivir en un mundo más sano (o seguro, más educado, etc). Aún asumiendo que es mi problema, el libre mercado parece ser una mejor solución que lo que propone el gobierno o el Poder del Consumidor y Mídete.
Saludos y gracias por leer.