Mercado vs Estado en una imagen.

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Reza el dicho popular que “más vale una imagen que mil palabras” y hoy estoy de acuerdo. Durante una caminata vespertina por el célebre Paseo de la Reforma me topé con la despampanante esquina de éste magnífico bulevar con el no tan magnífico Circuito Interior. Ahí, la vista me recordó por qué soy libertario. Al alzar la mirada se encuentra una edificación estatista y una privada: muy distintas y demostrando claramente lo mucho mejor que el Mercado lleva a cabo sus tareas. Analicemos rápidamente cada una de ellas.

Estela de luz (Estado): También conocido como monumento al Bicentenario, objetivamente, su construcción fue muy costosa, mucho más de lo que fue planeado; se vio envuelta en acusaciones de corrupción y la ineficiente gestión consiguió que estuviera lista un año después del Bicentenario de la Independencia, que era la fecha prevista. Existen también críticas más refutables o “subjetivas”: es muy fea, su esbeltez y sus placas de cuarzo que ni siquiera son de color uniforme la hacen poco agraciada; a ello sumemos que desde el Paseo de la Reforma se aprecia como una tubería ascendente que parece inconclusa, incluso estorba y resta belleza al panorama. A mí, no me representa nada, no puedo verla como símbolo de nada, salvo de la ineficacia del Estado: es fea, muy fea, simple e inútil. Los millones de pesos gastados en su construcción no han redundado en beneficio alguno, aunque Conaculta lo use como centro cultural, aporta poco o nada a la vida urbana. Dinero robado por el Gobierno y tirado a la basura en un monumento a la vergüenza.

 

Torre Mayor (Mercado): La Torre Mayor tardó casi 10 años en ser construida, la crisis de 1994 (causada por el Estado) le originó un severo retraso; sin embargo, en cuanto fue terminada el mundo entero se asombró al conocer las maravillas de ingeniería que fueron empleadas en su construcción y que forman parte de su estructura. Es uno de los rascacielos más seguros del mundo en términos de sismo-resistencia gracias a sus modernos amortiguadores. El edificio alberga a productivas compañías que necesitaban oficinas modernas y funcionales, todo un monumento a la razón y la mente humana. Lo mejor, es que nadie fue expoliado para su construcción y el rascacielos, de 225 metros de altura, es hoy en día todo un símbolo de la Ciudad de México y un orgullo para quienes habitamos esta ciudad.

¿Quién gana?

Ángel Corro

Ex-comunista, futuro filósofo, miembro fundador del Movimiento Libertario de México, coordinador de redes sociales en el MLM, activista individualista por los derechos de las minorías LGBT. Rothbardeano con gusto por Ayn Rand.

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1 respuesta

  1. Alfredo Ruiz dice:

    Te falto decir que la estela en un principio, durante su planeación era un arco. Se hizo un concurso para el proyecto y una docena de arquitectos e ingenieros mostrtaron sus proyectos, pero 1 presento una estela (torre) y GANO!!!!…los demás conscursantes impugnaron argumentando que les habían pedido un arco, pero comenzo el camino de corrupción…y gano el menos probable.

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