Rincón Randroide: La Educación colectivista y sus consecuencias.
Es común escuchar que el fracaso de la sociedad mexicana es un problema que radica en que la educación es pésima y no funciona. Se dice que ni la escuela ni la familia transmiten los valores suficientes para hacer de las personas buenos elementos. Esas voces, se equivocan. Resulta verdadero que el sistema educativo no ha estado a la altura de las necesidades de las personas, pero es precisamente por su perfecta transmisión de valores; pertenecientes, desde luego, a la moral altruista. Todas las premisas morales del pensamiento colectivista dominante, se encuentran vertidos en los planes de estudio. Sean los centros de enseñanza pública o privada, puesto que el Estado fuerza a todos a recibir la misma mediocre educación.
La escuela mexicana transmite a sus asistentes las mismas premisas morales que se practican día a día en la sociedad. Los mexicanos crecemos escuchando que no tenemos que esforzarnos para sobrevivir; se nos dice que gracias a un grupo de señores progresistas, que se sentaron hace muchos años en Querétaro a escribir leyes absurdas, se es merecedor de todo, por el simple hecho de nacer mexicanos. Se promueve pues, la ideología de la mediocridad: el socialismo. Desde la primaría nos hablan de ese estúpido invento que son los derechos sociales, el mensaje implícito es sencillo de deducir: Qué importa el trabajo si se puede parasitar a los demás.
No sólo con derechos que no lo son, nos colectiviza la educación. El culto a esa abstracción llamada patria es otra arma educativa del socialismo mexicano, quizá ha resultado tanto o más efectiva que los llamados derechos sociales. La gente ahora no sólo exigirá derechos que no lo son, también defenderá algo que no es. La escuela enseña que existe algo llamado México, que para llegar a ello ha sido necesario que miles de personas pierdan la vida. Se le enseña a vivir por México, a ver en algo verdaderamente inexistente, un fin. La vida se deprecia en favor de la patria. El individuo y sus intereses son nada ante los intereses de la nación. Mentiras, mentiras y nada más que mentiras, que terminan solamente por justificar el atropello a los derechos y las libertades. Qué importa si hubo niños héroes, la vida es nuestro valor supremo, no un medio para los fines de ningún “pueblo”.
Se enseña pues, que la vida propia no tiene valor alguno si su sacrificio es requerido por un fin supremo, en este caso, la sociedad. Cuando el rechazo al egoísmo en favor del altruismo es generalizado en una sociedad, de inmediato el orden social se ve trastocado y el funcionamiento mismo de cualquier comunidad está en riesgo. Los seres humanos no somos bestias de sacrificio que deban perecer en favor de abstracciones irracionales. En tales circunstancias, la única manera posible de vivir en sociedad, es mediante el uso de la violencia sistemática.
La premisa central del colectivismo es que el ser humano debe siempre sacrificarse por el otro. Niega la propiedad del hombre sobre su vida y los frutos de su esfuerzo. Para el colectivismo, un hombre es dueño de los otros hombres y los demás son dueños de él, los seres humanos son bestias sin ningún fin más allá de servir al ente superior(la sociedad), reduce la existencia humana a la perpetúa servidumbre.
El resultado final es la creación de individuos que creen no serlo, personas que aceptan la ideología colectivista y se vuelven soldados del asesino Estatismo. La persona pues, aprende a despreciar su vida, se desvaloriza, se desestima.
Es sencillo observar el principio colectivista y sus consecuencias lógicas en la sociedad mexicana. Día a día, los noticieros nos dejan ver los resultados de la crisis moral que nos aqueja; en el lado contrario encontramos el reconocimiento del hecho de la propiedad sobre la vida y sus frutos, que cada individuo posee. Reconociendo dicho principio, el hombre no es más, un animal de sacrificio.
El narcotraficante que asesina sin piedad no es más que un colectivista que deprecia la vida humana. El político que pretende regular el mercado sintiéndose omnipotente es un colectivista que desprecia la vida humana. El estudiante que sale a las calles a exigir subsidios es un colectivista que desprecia la vida humana. El conservador que pretende forzarnos a aceptar sus rancios preceptos morales, es un colectivista que desprecia la vida humana. El asaltante es un colectivista que desprecia la vida humana. El nini que espera vivir siempre de sus padres, es un colectivista que desprecia la vida humana. Todos mis ejemplos anteriores tienen en común el código moral que es moneda corriente en la sociedad mexicana y que es implementado de manera especial por la educación pública.
México es un país donde la vida humana es desvalorizada, donde se ve al otro como un medio para los fines propios, es un país colectivista. Ya puede ver usted los resultados.
La solución no está en implementar, con el uso de la violencia estatal, planes de estudio de corte individualista. Dicha imposición es una contradicción de principios ridícula. El primer paso para salir del éste agujero, es sin duda alguna, el fin de la intromisión estatal en la educación, al menos, la desregulación de los planes de estudio forzosos. No es suficiente, desde luego, pues con seguridad muchas escuelas seguirán replicando el socialismo, verbigracia, la UNAM, que pese a su autonomía, adiestra más soldados del socialismo. La educación pública es en sí misma una amenaza para los derechos del individuo, desde la forma de obtener financiación hasta lo que se enseña ahí.
La solución completa es tema de un ensayo posterior, por ahora, ya he exhibido la causa de la situación lamentable en la que los mexicanos vivimos a diario.
Los invito a seguir cada domingo Rincón Randroide, el mundo visto desde mi óptica objetivista.
Felizidades. Excelente artículo. Esperamos la lectura todos los domingos.
Cabe mencionar que el sistema educativo estatal está diseñado para preparar al estudiante a ser parte del Colectivo… lo hacen a través de dejarte lo más pendejo posible de tal manera que te sea difícil valerte por tí mismo, y entonces desarrolles un vínculo de dependencia ante “un patrón” o el Estado.
Cabe mencionar que en gran medida la re-elección del presidente Obama, las nuevas generaciones de gringos (producto de la educación progresista) buscaban la “seguridad” que provee el Estado.
Saludos randroides. Hay un estudio publicado en la revista nexos en el 2010 llamado ‘el mexicano ahorita, retrato de un liberal salvaje’, hay varios resultados interesantes:
‘La primera es un profundo individualismo. En proporción abrumadora los mexicanos creen en sí mismos más que en el país donde viven. Todo o casi todo lo esperan de su propio esfuerzo, poco o nada de la calidad política, económica o social de la nación que han construido’.
Hay otros igual de sorprendentes, a mi me parece que existe una gran oportunidad, aunque tengamos un gobierno que apuesta por el colectivismo, la gran mayoría de los mexicanos seguramente serían felices en un entorno más liberal.
http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2047019
las consecuencias?
Es bueno escuchar que hay objetivistas en Mexico, deberían hacer un club fundado por objetivismo internacional.