Rincón Randroide: La estatización de las drogas.
La despenalización del aborto en Uruguay está en el umbral del éxito. El pasado miércoles el senado de la nación rioplatense aprobó la medida que permitirá a las uruguayas interrumpir de manera legal el embarazo. Esto forma parte de una serie de reformas emprendidas por el progresista José Mújica. Como parte de ellas el ejecutivo uruguayo ha lanzado una propuesta más y que al menos a mí, me resulta bastante polémica: se trata de la legalización de la marihuana y la creación del monopolio estatal para la producción y venta de esta droga. Medida que peca de ridícula, no porque yo sea contrario a la libre circulación de enervantes, sino que dicha ley alimenta el círculo vicioso de intervención estatal sobre la esfera privada de los individuos y mantienes a estos bajo coerción.
Mújica aduce la violencia a causa de la penalización del tráfico de drogas como argumento favorable a su propuesta de ley. Resulta totalmente verdadero que la prohibición de dichas sustancias y el combate armado contra las bandas de narcotraficantes han tenido consecuencias indeseables, bastará con mirar las noticias relacionadas. En primera instancia, mirando sin detenimiento, la propuesta del presidente uruguayo parece un diagnóstico atinado; sin embargo, como buen progresista, erró en analizar la esencia del problema y en proponer una solución.
El problema de fondo es la violación a los derechos del individuo, concretamente a su libertad para elegir, para hacer uso de su mente. El Estado usurpa la moralidad de las personas, sólo a ellas incumbe tomar decisiones como producir, distribuir o consumir cualquier sustancia, siempre y cuando esto no constituya una agresión para los demás. El tráfico de enervantes no atenta contra la integridad de nadie si la intervención del Estado no está de por medio. Nadie es forzado al consumo, es gracias al gobierno que las drogas bañan de sangre nuestros países. Entonces pues, es la ausencia de libertad la esencia del problema, pero al presidente uruguayo sólo le interesa atacar las consecuencias más visibles. Consideremos que su propuesta no legaliza todos los enervantes actualmente prohibidos, sólo la marihuana; para él las personas sólo tienen derecho a consumir esa droga y no lo que ellos deseen ¿Hay libertad ahí?.
La ley pretende no sólo decidir por las personas qué droga consumir. Por muy ridículo e increíble que se lea, el Estado uruguayo podría convertirse en un narcoestado. La propuesta es dotar al gobierno del monopolio de la producción y distribución de drogas. Control puro. Así, el Estado pasará a controlar cada vez más la vida de los habitantes del conosureño país. No faltará el político o intelectual mexicano que vea en semejante aberración una solución digna de considerarse. ¿Hay libertad ahí? ¿Hay respeto por la integridad del individuo?
Una solución verdadera, moral y aceptable, es una solución de mercado. Es decir, la total ausencia de control estatal en el asunto de las drogas: la no prohibición de sustancia alguna y sin ningún tipo de regulación como las que son sugeridas a menudo cuando se toca el tema. Drogarse puede ser terrible para la salud, pero las personas son dueñas de su cuerpo y responsables de él. La solución de mercado debe ser total y dejarse de parcialidades y estatismo, como la propuesta impulsada por Juan Manuel Santos, que busca legalización de sólo algunas sustancias.
Cada hombre es un fin en sí mismo.
Les saluda el randroide, Ángel Corro.