Rincón randroide: ¿Necesitamos los liberales libertarios un partido político?
Una pregunta que solemos hacernos los liberales y libertarios frecuentemente, es por qué no existe en México un partido que defienda nuestros ideales. Aunque Nueva Alianza se precie de ser un partido liberal, sabemos que en la práctica no lo es ni remotamente; basta con recordar su historia y la de la mujer que está detrás de él. Algunos desprevenidos pueden caer en el error de ver en el PAN e incluso en el PRI, semillas de libertad, nada más alejado de la realidad: el primero es un partido neoconservador que se empeña con imponer su moralidad sobre los demás, incluso en contra de las libertades civiles, además, los gobiernos panistas incrementaron los impuestos, algo para nada liberal y mucho menos libertario; el segundo es mucho menos amigo de la libertad que el primero, conocidos son sus 70 años de autoritarismo, que siguió vivo durante los gobiernos panistas en los Estados bajo poder priísta. Hay que añadirles el interés de Peña Nieto en el Estado de bienestar y reformas que de liberales tienen poco. Ni hablar del PRD, supuesto amigo de la libertad social y enemigo de la propiedad privada, ni de los partidos menores, que en la gran mayoría de los casos sirven solamente como una fuente de financiamiento más para los partidos mayores.
Nos encontramos sin ninguna representación en el espectro político mexicano. Las razones: sin lugar a duda, la incapacidad que hemos tenido para lograr concretar movimientos sociales de corte liberal o libertario que se masifiquen y lleven el mensaje de la libertad a todos quienes habitan este país. También es cierto que las ideas libertarias suelen resultar muy poco atractivas en una sociedad envenenada por los ideales socialistas que abogan por todo lo que a nosotros nos es indeseable. Nuestro reto y la finalidad de tener un partido político es precisamente luchar contra las cosas que impiden el éxito de un partido amigo de la libertad individual ¡Menudo problema tenemos encima! Pero, antes de azotarnos ante el negro panorama que nos rodea debemos preguntarnos si tener un partido político es la única y la mejor manera para luchar en favor del individuo, su propiedad y sus derechos.
El primer punto indeseable en la idea de tener un partido político es el hecho de la obligatoriedad del subsidio estatal. Dicha situación difícil de ignorar, nos convertiría en parásitos de forma automática, en todo aquello que siempre criticamos: políticos cuyos elevados sueldos son obtenidos a través del expolio a toda la sociedad, simpatice ésta con nuestras ideas o las deteste. ¿Estamos dispuestos a beneficiarnos y por tanto, legitimar al sistema coercitivo contra el que luchamos? No puedo hablar en nombre de todos los liberales y libertarios de México, pero en mí parecer, con la actual ley electoral sería imposible registrarnos como un partido sin violar los axiomas de nuestras ideas éticas y políticas.
No podemos omitir cuestionarnos si los libertarios podemos ser funcionarios públicos sin vivir en la contradicción de principios. Desde luego, ser empleado del Estado nos convertiría en cómplices de sus crímenes contra la libertad, incluso aunque se busque en la mayor medida posible ser un burócrata comprensivo y respetuoso de los individuos, su vida y su propiedad. Aclaro que no soy anarquista y creo que de existir un marco constitucional de corte libertario la situación sería muy distinta; admito, que pare crear ese orden debe echarse mano de la vía política como forma para minimizar al Estado hasta donde es legítimo y justo. Considerando lo anterior y si conquistar puestos de elección popular servirá a la causa de los hombres libres, sería mucho mejor y menos reprobable buscar acceder al poder a través de candidaturas independientes, que no reciban dinero público para solventar la campaña electoral. No repruebo que algún libertario busque disminuir el papel del Estado en nuestras vidas por la vía política, siempre y cuando se dedique exclusivamente a reducir el tamaño del gobierno y no reciba sueldo alguno.
Desde la sociedad civil y sin la necesidad de aceptar dinero robado, es posible coordinar esfuerzos capaces de generar cambios benéficos para la libertad individual. De hecho, es el modelo bajo el que se ha moldeado el Movimiento Libertario de México. De esta forma, la promoción de ideas libertarias y la búsqueda de su implementación se financia con los recursos que los simpatizantes proveen si lo desean y no porque hay una pistola apuntándoles, para forzarlos a hacerlo. Las bondades de un modelo parecido a lo que se conoce generalmente como “do tank” no son sólo de carácter moral. Permiten la discusión y creación de temas académicos, posibilitando llevar las ideas obtenidas de ellos, hacía la vida pública.
Existen muchas más alternativas para sacar al Estado de la esfera privada de los individuos, desde el agorismo, hasta construir nuestra propia Charter city; sin embargo, si se quiere seguir viviendo en una sociedad irracional e injusta como ésta, donde el principio de no agresión parece ser revocable ante miles de escusas cuestionables, dichas opciones no siempre pueden ser las mejores para nosotros. En el contexto actual a los individuos nos quedan pocas opciones, no obstante, siempre es bueno recordar que la lucha por una sociedad libertaria comienza por uno mismo: viviendo bajo la ética individualista de auto-responsabilidad y de no-agresión. No está de más, difundir el mensaje de la libertad entre quienes interactúan con nosotros y a través de esfuerzos como éste.
Sé que tal vez es un poco tarde para comentar en este foro, pero, siendo este casi el único resultado que encontré en Google al intentar buscar más sobre el agorismo, por el cual he sentido interés hace relativamente poco, siento que éste es el mejor lugar para ello.
Pienso que cualquier comportamiento humano se comprende mejor a la luz de Darwin, y, de tal forma, llego siempre a la conclusión de que es casi imposible para el ser humano resistir la tentación de abusar del poder para solventar su propio bienestar, o por lo menos esa conclusión obtengo de observar el comportamiento de la mayoría de las personas en nuestro país.
Debido a esto, me opongo a las jerarquías absolutas y al estado de tan nociva naturaleza. Opino que sería más deseable una organización sin fines de lucro que involucre la participación voluntaria de la gente por mejorar su medio, la cual fuese financiada por otras organizaciones económicas con afán y capacidad de ello.
Pienso que, así como se hizo respecto a la religión en el pasado, es ahora momento de separar al estado de la economía en la mayor medida de lo posible, ya que un estado autoritario como el que nos gobierna es imposible sin el apoyo de los impuestos y otras formas de hurto.